Recientemente, en el foro económico de Davos, el presidente Argentino Mauricio Macrì afirmó que "todos en Sudamérica somos descendientes de europeos", esta afirmación es falsa incluso si se hubiera referido exclusivamente a su país, Argentina. Macrì pertenece a una oligarquía que se cree la verdadera nación, mientras que existe una sub-nación argentina a disposición de la primera, ignorada, empobrecida, originaria y pasible de ser abusados por la clase dominante.
Ahora, ¿donde radica este concepto? ¿cuáles son sus fuentes? Existe una frase atribuida al escritor mexicano Octavio Paz que realza la presunta proveniencia europea de los argentinos:
"Los mexicanos vienen de los aztecas, los peruanos de los incas y los argentinos de los barcos"
Si un escritor como Paz se hace eco de este mito, ha de ser porque su poder propagandístico ha llegado lejos y lleva años repitiéndose.
La Argentina blanca contra el indio
Fue la clase dominante argentina la más interesada en difundir esta idea, tomar a los pueblos originarios como ajenos a la Argentina, tomarlos como extranjeros en su propia tierra, contra los que existe una tensión por la posesión de la tierra y se los considera como una amenaza a la "Argentina blanca".
Durante la etapa del virreinato del Río de la Plata hasta finales del siglo XIX existía tensión con las tribus hostiles que ponían en riesgo los bienes de los terratenientes que como mancha de aceite se fueron quedando con sus tierras. Aún así existieron durante estos años tratados y hasta intercambios comerciales con tribus no hostiles y hasta amigas del hombre blanco.
Campo de concentración mapuche |
Así fue como los miembros de la clase dominante, cuyos antecesores se enriquecieron durante la colonia con el tráfico de esclavos mayormente, los que se apoderaron de enormes extensiones de tierras desde la llanura pampeana hasta el extremo sur de la Patagonia.
La Argentina tradicional contra el extranjero
A esas tierras extensísimas robadas al indio había que trabajarlas, y había falta de mano de obra, es por eso que la clase dominante, que controlaba el poder político, decidió atraer inmigrantes europeos para poblar suelo argentino.
Esta premisa alcanzó rango constitucional: "El estado argentino promoverá la inmigración europea" la cual fue alterada recién en 1994...
Sin embargo estos europeos (mayormente españoles e italianos aunque había polacos y ucranianos) traían las ideas propias de los socialistas y anarquistas que estaban en boga en Europa y en Argentina eran desconocidas. La clase dominante, en gran parte dedicada a la ganadería, administraba el país como una estancia y no reconocía derechos laborales.
J.F Uriburu, dictador (1930-32) |
La peculiar versión del fascismo
A pesar de crímenes y expulsiones, el germen de la rebelión contra las injusticias prendió en muchos argentinos. Esto fue una permanente preocupación para la oligarquía hacia la década de 1920.
Contemplando lo que ocurría en Europa, la preocupación de que en Argentina se replicara algo parecido a la Revolución Rusa hizo que los sectores más conservadores de la clase dominante y la Iglesia Católica unieran fuerzas para luchar con el fin de proteger sus privilegios aunque no lo llamaban así, sino que hablaban de defender la patria y su tradición cristiana.
El surgimientos del nazi-fascismo en Europa tuvo un eco especial en Argentina, los grupos fascistas argentinos se asumían católicos, mientras Mussolini en Italia pregonaba la ruptura con la iglesia. Asimismo, el fascismo argentino buscaba proteger las riquezas de los poderosos y sus pares italianos y alemanes, decían defender un socialismo de estado*.
Sin embargo compartían con sus pares europeos el odio al marxismo y a los judíos, acusando a éstos últimos de traer costumbres "ajenas a la tradición argentina". Otra vez la élite arrogándose el deber de determinar que es la patria y que no es. Organizaron golpes de estado y formaron grupos armados parapoliciales para detener la injerencia comunista, y de paso seguir sometiendo al país.
Las contradicciones internas de la derecha argentina ha llevado a pujas entre diferentes sectores, algunos más corporativos (fascistas), afines al papel de las fuerzas armadas y otros más extranjerizantes (luego llamados cipayos) compuesto por los terratenientes, ganaderos, productores agropecuarios y luego por la incipiente élite industrial. Este sector era proclive a celebrar toda clase de acuerdos comerciales con las potencias dominantes, primero con el Reino Unido, y luego con EEUU, que los beneficiara sin importar el perjuicio que podría ocasionar al resto de la población.
Esta alianza con EEUU en particular, hizo que los sectores concentrados de derecha le pidieran ayuda a la embajada norteamericana y al ejército cuando veían comprometidos sus intereses.
Una derecha ¿moderna?
Presidente Macrì junto a Mariano Rajoy, primer ministro español |
Las dictaduras militares eran preciadas por la oligarquía argentina porque podían hacer toda clase de operaciones financieras que les permitiera aumentar sus riquezas, total el riesgo caía sobre la población que terminaba pagando sus deudas. Caído en desgracia el fascismo militar clásico, las fuerzas armadas quedaron como meras gendarmes de los privilegios de los ricos. Mediante el temor, reprimían las protestas de la población consciente de su empobrecimiento con técnicas de crimen, tortura y desaparición forzada. Las fuerzas armadas quedaron arraigadas al concepto erróneo de defensa de la patria impuesto por la élite desde la época de Sarmiento, donde patria significaba el status de la élite, una versión reducida de la Argentina sin los "indeseables" a los que nos referíamos al principio.
Hoy Argentina está gobernada por la derecha nuevamente, y no muestra nada novedoso, salvo su capacidad de distraer a la gente de las calamidades que su plan económico naturalmente genera. No se ha observado ninguna ruptura del actual gobierno argentino con los principios clásicos de la élite dominante argentina que hemos enunciado en estas líneas y se describen en este documental que les presentamos.
*Esta idea la ponemos en duda desde esta página, creemos que todos los fascismos en el fondo buscan proteger los privilegios de una élite.