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La burguesía disfraza su propio interés particular, para que de tal forma, ese interés particular forme parte del interes general

domingo, 17 de noviembre de 2019

Casa Tomada

Usurpadora del poder en Bolivia, Jeanine Añez recibe saludo de un aliado militar
El reciente golpe de estado acaecido en Bolivia demuestra el desarrollo de un Plan Cóndor II que ha mostrado ya sus antecedentes en Honduras (2009), Paraguay (2012), Brasil (2016) y algunos intentos desestabilizadores fallidos en diversas partes del continente.
Algunas de estas remociones de líderes populares se encuadran bajo el mote de impeachment, un golpe blando disfrazado de juicio político contra el presidente, como fueron los casos de Fernando Lugo en Paraguay y de Dilma Rousseff, acusados de diversos casos de corrupción, traición a la patria y otros crímenes que nunca se llegaron a confirmar. Lo de Bolivia fue más burdo, similar al caso hondureño, una activa colaboración militar para destituir al presidente constitucional y reemplazarlo por un integrante civil del congreso para que no se asocie al "golpe de estado clásico" donde el gobierno lo tomaba un miembro de las fuerzas armadas.
Si se trata de un militar o un civil quien usurpa el poder, es un detalle menor, la forma en que el títere de turno asume en el caso boliviano es sin la renuncia del presidente aceptada por el parlamento y sin la sesión completa del mismo porque se impidió el ingreso de los legisladores del partido de Morales. La suspensión de garantías constitucionales, la brutal represión contra los manifestantes a favor de Morales contradicen el objetivo de los golpistas de querer corregir una situación de irrespeto a las instituciones que habría llevado a cabo el presidente Evo Morales. O sea, se corrige una violación a la constitución boliviana, violando la constitución boliviana...
La crisis boliviana sorprendió a muchos, no era un país donde se vislumbrara ninguna crisis social, hasta gurúes del mercado elogiaban las medidas económicas de Evo Morales. Lo ocurrido recuerda a lo sucedido en Libia en medio de la "Primavera Árabe" allá por 2010-11 donde caían los regímenes pro-occidentales de Túnez y Egipto, y la inteligencia de la OTAN aprovechó la movida para sacar a Muammar Gadafi estimulando la sedición interna libia. Se intentó lo mismo en Siria, pero esta vez  el auxilio de Rusia fue crucial para que no le ocurra lo mismo a Bashar al-Assad. En Sudamérica comenzaron a estallar diversas crisis en países amigables con el mercado neoliberal y afines a Washington como Ecuador y Chile , los cuales aparecían como ejemplos de los propagandistas de libre mercado para determinar los que era correcto hacer en economía, en Chile las protestas ya llevan un mes y no ceden. A diferencia del caso boliviano (al cual los negacionistas del golpe intentan equiparar) las fuerzas de seguridad le siguen respondiendo al presidente Sebastián Piñera y no se observa un líder notorio de las protestas como "figura golpista" a diferencia de lo que uno observa en el caso de Fernando Camacho, el conspirador boliviano, o Juan Guaidó y Leopoldo López en Venezuela.
Golpistas Juan Guaidó (Venezuela, izq.) y Fernando Camacho (Bolivia, derecha)

Las elecciones presidenciales en Argentina fueron otra alarma para Washington, el presidente Mauricio Macri, fiel seguidor de las directivas de la casa blanca, se transformó en el primer presidente sudamericano en perder su reelección, luego de una apabullante derrota en primarias y de mejorar un poco y terminar perdiendo en primera vuelta por un 8% frente al peronista Alberto Fernández. El golpe de estado en Bolivia puede ser visto como un aviso para Fernandez, quien asumirá el 10 de diciembre, para que no se aparte demasiado de la línea que siguió Macri, es decir, respetar los lineamientos del FMI, cortar los negocios de China y la injerencia rusa, y adherir a las políticas norteamericanas como por ejemplo la que concierne al hostigamiento contra el gobierno de Venezuela y continuar como miembro del Grupo de Lima (una especie de UNASUR de derechas).

El verdadero conflicto
Los enfrentamientos religiosos, ideológicos o raciales de Bolivia son árboles que tapan el bosque, como así también las objeciones institucionales que le puedan caber al presidente Evo Morales, este tipo de conflictos se remite a cómo repartir la riqueza, ni más ni menos, lo demás son distracciones para que no veamos lo evidente, que para la parte interesada en beneficiarse (la histórica oligarquía), es muy difícil de justificar.
Bolivia tiene grandes reservas de gas natural y de litio, un mineral usado para las baterías de celulares, computadoras, autos eléctricos y hasta para uso medicinal.
En setiembre se divulgó una noticia acerca de Quantum, un automóvil eléctrico hecho con baterías de litio 100% fabricado en Bolivia. Esto ocurrió en el contexto de una polémica surgida a raíz de que Morales derogó por decreto el acuerdo con una empresa alemana llamada ACISA para la explotación mixta de litio. Los alemanes pretendían llevar el litio crudo a Europa, mientras Morales pretendía que el mineral se procese en Potosí (lugar de donde se extrae) y exportarlo con valor agregado. Esto para la perspectiva de la división internacional del trabajo es intolerable. Algunos no descartan la mano negra de las automotrices que preferirían desarrollar ellas mismas sus prototipos de autos eléctricos y controlar su precio como un cartel. En su momento el ex presidente argentino Juan Domingo Perón también fomentó la producción del auto Justicialista totalmente nacional desde 1953, a Perón lo derrocaron en 1956...

Alerta hermanos
Los conflictos se pueden fomentar muy fácilmente desde las redes sociales alentando diversas formas de intolerancia como ha ocurrido en Bolivia, fundamentalismo religioso, uno de los sostenes de Bolsonaro en Brasil y argumento de los golpistas bolivianos como Camacho y Añez. También está el uso de la exacerbación republicana, se acusa a cierto sector político, que puede estar en el poder como pasa en Bolivia y Venezuela o en la oposición como pasa en el caso de Brasil, Argentina y de Ecuador, de violar las instituciones, de corrupción, de traición a la patria o de poner en riesgo a la república entre otras infamias plagadas de moralina estúpida y que cuentan con el lawfare, la utilización de la justicia para perseguir a líderes políticos de esos sectores acusados de delitos mayormente inventados o exagerados, haciendo la vista gorda a los mismos delitos comprobados cuando los cometen miembros del sector dominante.
Lo que pasó en Bolivia no es un hecho aislado, quien no vea que desde hace años existe una ofensiva de EEUU sobre los líderes de la región que cuestionen su dominio, no entiende la historia política de nuestros pueblos. Los movimientos populares que plagaron nuestro continente a principios de este siglo pudieron perdurar gracias a la preocupación de EEUU por el control de Oriente Medio y el "abandono del patio trasero". Durante la presidencia de Barack Obama, retornó el interés por el territorio latinoamericano  ante la preocupación por los negocios que China ya estaba haciendo en la región. La reactivación de la cuarta flota y el golpe en Honduras debieron ser un alerta en su momento, quizá no se tomó con seriedad este cambio de política.
Parafraseando una vieja maldición china, se vienen tiempos interesantes, para prevenir un mal mayor, primero es bueno comprender el escenario planteado, quizá no sea demasiado tarde. Otro dato a considerar es que la mayoría de los líderes perseguidos siguen vivos: Morales, Lula, Correa, lo cual es una molestia para los poderes corporativos. Requerirá del esfuerzo de todos para usar esto a nuestro favor.