La periodista francesa Marie Monique Robin nos acerca esta investigación acerca de los productos utilizados en la producción de alimentos para aumentar las ganancias de las empresas pero cuya inocuidad sobre la salud de los consumidores no está probada.
A veces las consecuencias se ven tras muchos años de consumir esta clase de productos, y las pruebas realizadas no contemplan la ingesta durante largos períodos de tiempo.
Ciertos herbicidas, fungicidas e insecticidas perduran en frutas y verduras incluso luego de haber sido lavados. Estos productos necesarios para que los productores incrementen sus ganancias dejan su rastro en alimentos que uno consume pensando que son sanos, sin embargo la OMS (Organización Mundial de la Salud) trabaja con ciertos "umbrales de tolerancia", dicho crudamente, se conoce la toxicidad que tienen los alimentos, pero se estimaron valores permitidos de los mismos que no serían nocivos para los consumidores en lo inmediato. O sea, algo puede transformarse en un veneno, dependiendo de la cantidad que se ingiera.
También se habla de los primeros afectados por los agroquímicos, los trabajadores del campo y los pobladores de zonas rurales que sufren los efectos de la fumigación
Durante los '80 se trataba de aportar al buen vivir un reemplazo "sano" del azúcar. Así fue que se desarrolló el Aspartamo o Nutrasweet que publicidad mediante, logró imponerse en gran cantidad de alimentos bajo el logo de "diet", es decir, servía para no aumentar de peso. Sin embargo este producto edulcorante aún presente en golosinas, bebidas, lácteos y galletitas no ha sido testeado con la suficiente seriedad para descartar su potencial cancerígeno.
No es oro todo lo que reluce, ni sano todo lo que viene del campo, ni bello todo lo que ofrece el capitalismo.
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