Es sabido ya que el capitalismo es una máquina de generar basura, en el afán que tiene este modelo por vender muchas veces incoa a los consumidores a deshacerse de sus bienes por el sólo hecho de estar obsoletos, fuera de moda, para comprar uno nuevo, este tema lo hemos tratado en otro documental (Fabricados para no durar- Obsolescencia Programada). Lo lamentable, y desconocido para muchos, es qué se hace con ese aparato electrónico que ya "no sirve". Mientras sea económico, se podría reutilizar, pero generalmente esto no es así, entonces pasa a ser un residuo y lo que poca gente sabe es que esos residuos van a parar a países del Tercer Mundo.
Imagínense que lo que pasa para consumidores individuales pasa con las empresas. Muchas industrias de países desarrollados generan residuos tóxicos, hasta radioactivos cuyo proceso de tratamiento es caro. Para ello, otras empresas ofrecen un servicio tenebroso. Por unos buenos billetes ofrecen tirar los residuos en las costas de lejanos países pobres. Algunos piensan que sería más barato tirarlos al mar, pero con lo depredados que están los mares del "Primer Mundo" difícilmente contaminen aquellas aguas que a futuro necesitarán. De todas formas, viendo cómo son algunos capitalistas, no descartemos esa forma de "tratamiento" de los residuos ni que, a escondidas, ya la estén practicando.
Este documental trata el caso específico de Somalia, un país de África oriental que hace años está en una guerra permanente. Lo poco que se habla de esta ex colonia italiana y británica es de los grupos de piratas que atacan barcos occidentales. Presentados como delincuentes, forajidos y hasta terroristas, nadie se pregunta porqué surgieron estos piratas. Son una reacción al abuso de las potencias cuyas empresas descargan en sus playas toneladas de basura peligrosa. Obviamente estos abusos de los países ricos para con los menos desarrollados se incrementan con el aporte local. Somalia tiene un conflicto armado que parece interminable, así que muchos "señores de la guerra" que controlan diferentes zonas del país arreglan con estas inescrupulosas empresas europeas la descarga de desperdicios en su territorio a cambio de armas y algo de dinero. Uno de los implicados fue el traficante de armas sirio Monzer al Kassar, bastante nombrado por estos lares durante los 90.
Este panorama de desolación, abuso, enfermedades, personas con malformaciones, contaminación irreparable y peligrosa se repite en Haití, Mozambique, Ghana, Sierra Leona y en cualquier estado inviable cuya crisis es conveniente (y a veces alentada) por las superpotencias que aún se siguen comportando como metrópolis coloniales.
El documental es revelador si bien no se mencionan las empresas que producen los residuos y que para abaratar costos arreglan con estos crueles personajes el ir a tirar sus porquerías al Tercer Mundo, sería muy interesante saberlo, a ver si lo podemos averiguar.
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