A fines del siglo XIX España decidió tomar como colonia un territorio africano enfrente de las islas Canarias que se dió en llamar Sahara Español, un territorio desértico poco poblado y para ese entonces no ocupado por ninguna potencia extranjera. El otrora poderoso imperio español se estaba debilitando aceleradamente luego de la guerra con EEUU (donde perdió sus últimas colonias en América, Oceanía y Asia) y con la independencia de Marruecos a quien le devolvió algunos enclaves como Ifni y la franja costera mediterránea.
Luego de la independencia de Marruecos, el rey Mohamed V (y luego su hijo Hasan II) se mostró interesado en anexar el Sahara Occidental basándose en un supuesto pasado de un gran reino marroquí que incluía a este territorio. La intención estaba, pero no era la idea comenzar un conflicto bélico con España sino en iniciar una hábil política de "seducción" para con las potencias occidentales y así lograr que la comunidad internacional acepte el reclamo marroquí sobre este territorio. El astuto Hasan II entabló excelentes relaciones con EEUU proponiendo a Marruecos como una frontera a la insurrección islámica argelina (sospechada por EEUU de estar apoyada por la URSS). Con todo esto, las intenciones de España de abandonar este dominio hacia mediados de los 70, la simpatía de ciertas potencias y un enardecido discurso nacionalista, el rey Hassan organizó un temerario experimento para recuperar el presunto territorio irredento: La Marcha Verde.
El rey alentó a centenares de miles de marroquíes, en su mayoría de clases populares, a marchar hacia la frontera con la colonia española para "ocuparla pacíficamente". El riesgo podía ser alto, las fuerzas españolas podrían haber abierto fuego contra la multitud, o bien el Frente Polisario Saharaui, mientras el rey estaba cómodamente ubicado a cientos de kilómetros en su palacio de Rabat. El nacionalismo y la religión (viejas herramientas de los oligarcas para volcar a las masas en su favor) fueron los argumentos de la monarquía para fanatizar a la población y lograr así la ocupación del territorio luego de la partida española. En un tratado no reconocido por ningún país y sin el acuerdo de los saharauis, España acordó la ocupación marroquí de una parte mayoritaria del Sahara Occidental, mientras que un territorio menor quedó bajo administración de Mauritania.
A partir de allí, hubo una guerra oculta entre Marruecos y el Frente Polisario, desaparecidos, torturas, violaciones a los derechos humanos, un oprobioso exilio de los saharauis en medio del desierto de Argelia, una llamativa inacción de la ONU (cuando no le hacía un guiño a la postura marroquí) y una campaña de colonización del Sahara con súbditos marroquíes (algo similar a lo que los británicos hicieron en Malvinas, China en Tíbet o Israel en Cisjordania). El propósito de esta colonización abusiva es volcar a favor de la postura de Marruecos un eventual referéndum para decidir el futuro del territorio, dichos comicios se vienen postergando desde hace más de 15 años, mientras tanto la colonización se acentúa...
De momento ningún país aceptó abiertamente la anexión que hicieron los marroquíes de una región que en los mapas aparece "en litigio". En los últimos años se proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) sin reconocimiento de la ONU, ni de EEUU, Liga Árabe o Europa, sólo entabló algunas relaciones con países africanos subsaharianos, Latinoamerica y algunos estados señalados discordantes con la OTAN como Irán y Corea del Norte. En algunos la RASD hasta abrió embajadas. Sin embargo este "estado fantasma" tiene su administración en el campo de refugiados de Argelia y el territorio que presuntamente controla el Frente Polisario aún es asediado por la opresión marroquí, esta es una situación muy similar a la de la Franja de Gaza.
En un estado de colonización aberrante que nos retrotrae a situaciones del siglo XIX, el pueblo saharaui se siente invadido en su propia tierra, colonizado. Y la comunidad internacional no hace nada por liberarlos.
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