Entre estos negocios está la posibilidad de privatizar sus riquezas naturales, escasas en los países más ricos. Estas privatizaciones les permiten a los gobiernos conseguir dinero de manera transitoria y aparentar la creación de fuentes de empleo que nunca son tantas, pero se presentan como si fueran miles.
La cantidad de agua potable es muy escasa en proporción a la existente. Potabilizar agua sigue siendo muy costoso y ante la escasez surge el negocio. Ya hemos visto como grandes corporaciones como Nestlé se apropian de la venta de un bien cuya disponibilidad debería ser libre y gratuita. Resulta llamativo como estas grandes empresas de capitales estadounidenses o europeos están detrás de la explotación exclusiva de estos bienes esenciales en países en desarrollo y cuando algún gobierno soberano y progresista (en el caso que tengan la dicha de tener uno) intenta recuperar esa reserva para su pueblo, debe enfrentar juicios económicos internacionales que difícilmente logrará ganar.
Acuífero Guaraní |
América del sur está plagada de bases militares estadounidenses (por ejemplo hay 7 en Colombia) y de la OTAN (Malvinas, Guayana Francesa, Antillas Holandesas). Algunas de estas bases, como no tienen mucho fundamento su existencia, se instalan en el contexto de la "guerra preventiva", para combatir el terrorismo, o sea, no hace falta que se evidencie falta de paz para que muchas de estas bases aparezcan.
Lo llamativo es que estas bases se ubican muy próximas a sitios estratégicos. Una de las riquezas naturales más importantes de Sudamérica es el acuífero Guaraní, una enorme reserva de agua dulce que abarca gran parte de los suelos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Por la zona se ubica la discreta base militar Mariscal Estigarribia, en Paraguay, que sería utilizada por el ejército de los EEUU para monitorear la zona. Cabe aclarar que el uso de esta base por parte de militares norteamericanos ha sido desmentido por el gobierno paraguayo, pero claro, si la presencia de este asentamiento militar es completamente inútil y solo se explica por la infame actitud de Washington de disponer a su gusto de los bienes ubicados en el patio trasero, conviene mantener las formas arguyendo alguna explicación aceptable.
Bases militares de EEUU a principios de siglo XXI |
Otra forma que tienen las potencias de controlar estos territorios es a través de la compra de tierras. Muchos millonarios extranjeros se abusan de la flexibilidad de las leyes de éstos países para acaparar tierras a precio reducido (son estos magnates quienes ponen el precio, cuánto están dispuestos a pagar), algunos se ven en la necesidad de disfrazar sus intenciones con alguna finalidad altruista como fue el caso del estadounidense Douglas Tompkins quien compró más de 200000 hectáreas en Corrientes (provincia argentina bajo la cual escurre el acuífero Guaraní) so excusa de proteger el medio ambiente. Misteriosamente gran parte de las instalaciones dentro de las tierras de Tompkins fueron financiadas por el Banco Mundial.
¿Cuál sería el nivel de desarrollo de Sudamérica si fuéramos conscientes de nuestro potencial y nos hiciéramos cargo de manejar nuestras propias riquezas en una relación de igualdad con otras potencias?
Para que ese sueño sea posible, habría que librarse de la conspiración interna, y así quizá, dejaremos de tropezar con las mismas piedras.
Cabe decir que este documental data de 2005, por las dudas, ya que muchas afirmaciones tienen una actualidad sorprendente... o no tan sorprendente.