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viernes, 8 de mayo de 2015

Indonesia no ha salido de la dictadura


Siempre que se habla de la "mano de obra barata del Sudeste asiático" se incurre en una generalidad que no nos permite comprender porqué esa parte del mundo está supeditada a los intereses de grandes corporaciones occidentales.
Ahmed Sukarno
Países como Bangladesh, Taiwan, Tailandia, Indonesia o Filipinas suelen ser noticia por catástrofes naturales y rara vez por algún siniestro que genere gran número de víctimas sufrido por trabajadores semiesclavos en su lugar de trabajo. La ignominiosa situación de estos trabajadores se presenta como irreversible, como una calamidad intrínseca a esa parte del mundo que debe aceptar este triste papel dentro del circo capitalista donde muy pocos se divierten, algunos otros (como ciertas clases medias urbanas) creen divertirse y una gran mayoría se muere de hambre.
Pocos nos explican porqué estos países están en esta situación explicada en un contexto histórico, quizá para que no nos enteremos que nos están haciendo lo mismo a nosotros.
El periodista John Pilger nos muestra el caso de Indonesia, uno de los 5 países más poblados de la tierra, y también uno de los más pobres. Este estado insular del sudeste de Asia es el país de credo musulmán más habitado del planeta. Colonia holandesa por siglos, fue esquilmado por los europeos de grandes riquezas naturales a medida que la población se hundía cada vez más en la miseria.
El dictador Suharto
Sin embargo hubo patriotas que intentaron cambiar la historia, en 1945, ya con el país independiente al menos en lo formal de los europeos, comenzó el mandato presidencial de Ahmed Sukarno, un nacionalista que intentó darle a los indonesios los beneficios de las riquezas del país que habitaban. Esto generó roces inevitables con las empresas europeas que explotaban esos recursos sin repartir ganancias (un caso similar al de Mossadegh en Irán) y mostraron su descontento ante EEUU y Gran Bretaña bajo la excusa de un "peligro comunista" en Indonesia encarnado por el dictador Sukarno.
Como en muchos países, las fuerzas armadas indonesias estaban divididas en sectores, uno leal al presidente Sukarno, nacionalista, interesado en estimular relaciones con la República Popular China, y otro conservador, afín a aliarse a EEUU y liderado por Haji Soaharto más conocido por Suharto. Éste último recibió el apoyo suficiente de occidente para derrocar a Sukarno en marzo de 1967, romper ralaciones con China y aceptar los préstamos del FMI y del Banco Mundial, organismos que el presidente Sukarno supo mantener alejados.
El dictador Suharto manejó el país durante 31 años, en ese tiempo recibía toda clase de halagos de organismos capitalistas internacionales y de famosos medios hegemónicos que presentaban al tirano como un reformador que puso a Indonesia en el mundo moderno. A todo esto, puertas adentro la dictadura de Suharto generaba alrededor de un millón de muertos y desaparecidos todos acusados de comunistas, invadió la ex colonia portuguesa de Timor Oriental apenas fue abandonada por los europeos (suena similar a la anexión de facto del Sahara por parte de Marruecos), con la aprobación de EEUU las tropas de Suharto se cobraron 100000 muertos en ese lugar. Las empresas europeas y norteamericanas fluían a Indonesia atraídas por la mano de obra barata y la desocupación enorme del país, dos factores que siempre van de la mano y son la panacea de cualquier emporio capitalista. Gran parte de los préstamos otorgados a Indonesia por organismos internacionales de crédito fueron robados por Suharto para repartirlos entre parientes y amigos, hoy los indonesios siguen pagando el despilfarro de este dictador asesino y corrupto.
Vale comentar que el caso indonesio fue un anuncio de lo que 6 años después, y con similitudes asombrosas, ocurriría en Chile.
Hoy Indonesia sigue presa de grandes corporaciones de indumentaria (GAP, Nike, Adidas, etc.) que explotan a trabajadores pagándoles por mes a cada uno menos del 1% de lo que vale una sola prenda (o par de zapatillas) por ellos fabricada.
El Capitalismo es sinónimo de Libertad, eres libre de ser explotado por quien se te antoje, o de morirte de hambre en el lugar que más te guste... siempre que esté apartado de los barrios ricos, claro.



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