Toda clase dirigente que se precie de tal necesita controlar la palabra, marcar una "agenda", decidiendo de qué temas debe ocuparse la sociedad. De esta forma se le hace sencillo trasladar sus inquietudes de clase a sectores postergados bajo disfraces que le permitan ganar adhesiones en los sectores que esta misma clase oprime y explota.
El diario La Nación es el periódico argentino más longevo, fundado por el ex Presidente y militar Bartolomé Mitre, fue el medio que se encargó de contar la historia argentina a través de sus páginas... desde la particular perspectiva de la aristocracia local.
¿Quién compone esta aristocracia? Principalmente sectores vinculados al comercio agro ganadero, como la Sociedad Rural Argentina cuyos reclamos encuentran rápido eco en las páginas de La Nación. En la actualidad, se suman sectores industriales argentinos al sector adinerado que califica la acción de un gobierno (argentino o extranjero) como buena siempre que beneficie a los de su clase.
Estos sectores oligárquicos, que fueron bien caracterizados en La Hora de los Hornos, han logrado por casi siglo y medio hacer oír su voz, imponer sus próceres y referentes, hacerle creer al pueblo que la patria está bien representada por el capitalista que vive del campo por medio de este periódico que en sus principios defendía el partido hegemónico (Partido Autonomista) conservador y afín a los intereses portuarios de Buenos Aires en detrimento del interior y de los terratenientes que el mismo diario empezó a definir con el eufemismo de "El Campo".
Julio Saguier, actual dueño |
Bartolomé Mitre, descendiente del fundador, actual director. |
La clase dominante para la que este diario se expresa se cree el país, se cree poseedora de la nacionalidad y por ello merecedora de privilegios. Ésta oligarquía no concibe a los sectores que explota como receptores de derechos, siempre quiere más, silenciando a los sectores despojados, justo esos sectores que nunca tuvieron eco en el diario de los Mitre.
Bartolomé Mitre, fundador de La Nación |
Hoy este periódico es el segundo más vendido de la Argentina, consumido por sectores medios y altos siempre se jactó de ser "tribuna de doctrina" de los sectores prebendarios de la economía principalmente radicados en Buenos Aires.
La postura de La Nación con respecto a los gobiernos progresistas es inflexiblemente reaccionaria, en particular contra el ciclo de Néstor Kirchner-Cristina Fernández a quienes han criticado desde el primer momento por no seguir las políticas afines al neoliberalismo que el diario aprueba. No es de extrañar que durante años los candidatos a presidentes de la Argentina se presentaron con los jefes de redacción de La Nación para recibir buenas crónicas del diario siempre que prometan seguir las doctrinas que el diario pretende para su clase. Candidatos de la oposición actualmente se suelen reunir con representantes de esta clase de medios hegemónicos.
En estos años trascendieron las operaciones de desestabilización del diario junto con la deuda al fisco que éste tiene y que gracias a la justicia (el poder más aristocrático de la Argentina) lleva sin pagar ya más de 12 años, también se dió repercusión a la forma en que la dictadura de Jorge Rafael Videla le otorgó a La Nación el poder de la empresa Papel Prensa (junto a Clarín) tras la tortura de su verdadera dueña Lidia Papaleo. Tenemos otra demostración de que la justicia es severa con los pobres y extremadamente complicada a la hora de fallar en contra de los poderosos.
La Nación es el diario del poder, aunque muchos de sus inocentes lectores no se han dado cuenta y crean que el poder se cambia cada 4 años.