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viernes, 27 de diciembre de 2013

El cine como propaganda I: La demonización de los árabes

Peter O'Toole como Lawrence de Arabia (Reino Unido, 1962)
El arte no sólo es la expresión de una cultura, si ésta es dominante puede utilizar las distintas formas de arte para enviar mensajes y así, con suficiente reiteración de la metodología, imponer su punto de vista a través de la belleza o el entretenimiento.
Así como los europeos se adueñaron de la imagen de Jesús "europeizándolo", dieron rienda suelta a todas sus fantasías sobre ciudades de oro o monstruos submarinos en cierta literatura que demostraban cierta ignorancia por lo exótico, por lo lejano. Al hombre no le gusta ignorar, lo desconocido o aún lo que asume como muy ajeno a lo que considera normal o establecido le desagrada y no es de extrañar que menosprecie o incluso injurie todo aquello que no se ajusta a su realidad.
El riesgo surge cuando la cultura dominante cuenta con el poder suficiente para imponer su perspectiva, muchas veces plagada de prejuicios y otras con una finalidad calumniosa, tendiente a exagerar prejuicios existentes con el mero fin de reafirmar ciertos aspectos políticos. Todo esto, además, debe propagarse gracias a cierto nivel de ignorancia del público consumidor, reticente también a la crítica hacia el discurso único y débil ante el entretenimiento fácil.
A diferencia de los imperios anteriores, los EEUU (y parcialmente los británicos también como en el caso de Lawrence de Arabia) adoptaron el cine como un medio preferencial de propaganda dado que llega a todos los estratos sociales y no se requiere de conocimientos previos para disfrutarlo como si, quizá, ocurría con la música o la pintura. Tampoco hay que dedicarle mucho más que 2 horas, a diferencia de un libro, para ver toda una película. El cine emite un mensaje rápido, masivo y económico (a los ojos del consumidor)
El documental que les presentamos es El Fantasma de Valentino, en clara referencia al primer Latin Lover importante del cine estadounidense: Rodolfo Valentino, actor de principios de Siglo XX recordado por su papel en la película El Sheik (1921), la primera que mostró al mundo árabe desde una mirada hollywoodense. En este vídeo se muestra la perspectiva estadounidense sobre el mundo árabe, plagada de prejuicios que no pocas veces dejan muy mal parados a los árabes, casi en el punto de la injuria.
Esta manipulación no sólo la sufrieron los árabes, sino todo aquel que sea no estadounidense, a veces con la exaltación de rasgos positivos (británicos, israelíes), otras donde se difama gratuitamente al pueblo aludido en gran parte por ignorancia (árabes, rusos, vietnamitas, latinoamericanos). En el cine de propaganda, EEUU justifica sus "intervenciones" con el infundado salvajismo de estos pueblos extranjeros, siempre hay alguna acción que vengar, siempre se muestran rasgos revulsivos de la cultura extraña para que la venganza de los buenos (los norteamericanos) sea bienvenida por atroz que sea. En el cine se alimenta la idea de un papel civilizador de EEUU en aquellos países apartados que viven, supuestamente, bajo salvajes dictaduras que someten a sus pueblos. Nunca se menciona en estas películas porqué estos países tienen rechazo a los EEUU y no a cualquier otro país, tampoco se cuestiona la injerencia norteamericana siempre justificada por este rol liberador que disfraza simple y voraz imperialismo.
El documental trata también la situación siempre compleja del estado de Israel ocupando Palestina, el lobby israelí en EEUU y la propaganda de las películas infantiles encabezada por la Disney.
El tema da para mucho más, por eso esta primera parte.


El fantasma de Rodolfo Valentino


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