Algo que se debe tener en cuenta son los errores del pasado para no repetirlos, vamos a centrar nuestro análisis en el caso latinoamericano donde el retroceso político viene siendo abrupto y brutal.
Las democracias populares latinoamericanas que surgieron desde finales del siglo XX cometieron el error de ser extremadamente republicanas con los sectores dominantes, intentaron asimilarlos con más o menos buenas artes, hacerles comprender la finalidad patriótica, una que estos sectores no aceptaron nunca, ni aceptarán.
En América Latina las clases dominantes se creen "La Patria" y eso les da derecho a someter a un sector de la sociedad sojuzgado y oprimido al que creen justo explotar, para ello esta élite minoritaria tiene el control de los órganos de justicia (que aún componen el poder menos democrático y más aristocrático de nuestras sociedades), de las fuerzas armadas, de la Iglesia, de los medios comunicación hegemónicos (ya sea por coptación o control directo) y de los medios de producción exportables y de demanda interna, controlan sus precios y el ingreso de divisas al país, todo esto además hace de esta clase poseedora de las mejores tierras, en proporción significativamente mayor a la que representa como parte de la población.
Hay que dejar de portarse tan bien
Los gobiernos populares que gobernaron hasta hace pocos años hegemonizando la región, no lograron alcanzar sus objetivos y cumplieron parcialmente con algunos: mejor distribución de la riqueza, reconocer derechos a minorías o potenciar el consumo interno, pero los cambios estructurales no se hicieron, ya sea por falta de osadía o debido a cierta inocencia.
Estos gobiernos quedaron arraigados a formas clásicas y directas de hacer política, no fueron hábiles en el manejo de los medios de telecomunicación donde la derecha ha sacado un campo de ventaja (redes sociales, empleo de trolls). Se optó por mostrar actos y planes de gobierno a través de cadenas nacionales o programas de radio/tv oficialistas que con el tiempo (y con la permanente difamación de prensa hegemónica a la que se dejó actuar libertinamente) fueron vistos como algo oprobioso para un sector de la población que le cuesta apagar la tv o la radio si no quiere hacerlo para no ver al "tirano" mostrar sus actos de gobierno.
La comunicación directa sirvió en un principio, después fue contraproducente y no se supo cambiar esa comunicación por algo mejor, ni controlar a los medios hegemónicos convertidos en partidos opositores que incurrieron en exageraciones y mentiras para instalar un odio en gran parte de la población hacia funcionarios del mismo gobierno que les dio cierto bienestar bajo acusaciones de corrupción y hasta de asesinatos hasta ahora incomprobables en todos los casos.
Esta difamación genera muchas dificultades a estos sectores políticos para nada minoritarios, a la hora de generar alianzas que los devuelvan al poder. La campaña de odio formó un imaginario social que impactó hasta en ciertos sectores ilustrados que asimilaron el mensaje transformándose en opositores y hasta apoyando opciones de derecha ajenas a su propia ideología. Hoy les cuesta volver y asumir el terrible error cometido, ya se sabe que el orgullo es una enfermedad en la política, a nadie le gusta asumir errores.
Por otra parte, los partidos que representen una alternativa popular deben aggiornarse en el manejo de las nuevas tecnologías, marcar agenda y llegar a los sectores más despolitizados, más neutrales, los que definirán las elecciones.
Una clave a tener en cuenta es apuntar al ciudadano despolitizado medio, el que dice ser neutral. El panorama actual permite estas aberraciones, la de individuos que no se interesan mayormente por la realidad de sus países y votan mirando su propio bolsillo y según sus simpatías, no es culpa de ellos, a este sistema le convienen ciudadanos así porque ya sabe como manipularlos, algo que los partidos progresistas hasta ahora no saben o no han querido hacer. Se sabe que ya se cuenta con un número interesante de adeptos que conforman un núcleo duro de convencidos, pero que no es suficiente para volver al poder; también existe otro sector de acérrimos opositores unidos más por espanto que por amor a los que ya no se puede convencer de nada, pero que tampoco son una abrumadora mayoría. Nos queda un tercer sector variable, es a éstos a los que se debe captar.
No siempre hay que explicar todo desde una perspectiva racional como si fuéramos iluminados, a veces es mejor explicar poco y apuntar a cuestiones emocionales, mostrarse sensibles aunque suene frívolo. Hoy obtiene más votos un neoliberal sonriente que un progresista de gesto adusto. Quizá convenga debatir cuestiones abstractas de la política eliminando nombres propios, hoy se discuten personas, no ideologías, y es allí donde el neoliberalismo se confunde entre las opciones potables.
Una vez en el poder, ¿qué?
Presidente de China Xi (izq.) y de Rusia Putin (der.). |
De triunfar la estrategia anterior, una vez gobierno y con el apoyo popular, se debe aplicar una doctrina de shock al revés. Rápidamente hay que hacerse con el control de:
- La justicia, democratizando la elección de jueces y promoviéndolos por su currículum y no por su linaje o contactos políticos o empresariales.
- Las fuerzas armadas y de seguridad: En nuestros países ofician como brazo armado de la aristocracia, corresponde instalar altos mandos comprometidos con los derechos humanos, con una tendencia ideológica totalmente apartada del fascismo y afín a los intereses populares. Esto explica porqué no se concreta el golpe de estado en Venezuela.
- Control de las telecomunicaciones: Los medios de comunicación deben ser variados pero no hegemónicos, se deben incluir medios estatales con llegada a todo el país. No se pueden permitir oligopolios mediáticos que oficien como órganos desestabilizadores o que impongan agenda. Las redes sociales y ciertas web deben tener un acceso más restringido, no se puede permitir que las fake news alteren la opinión popular, ni se usen para difamar al país. ¿Muy autoritario? Es lo que hacen países como Rusia, China e Irán para limitar la propaganda occidental. Recordemos que la "revolución de los colores" en Rusia y la revuelta de la plaza Tiananmen en China fueron promovidas desde el exterior para desestabilizar a los gobiernos, y fueron éstos los que desactivaron esa operación haciéndose cargo de la agenda mediática y quitándola del ámbito empresarial privado.
- Los medios de distribución y producción: Nuestros países producen materias primas que son procesadas en el exterior y luego compramos manufacturas compuestas por nuestros productos exportados. Se deben promover empresas nacionales que procesen nuestros recursos y agregarles valor al exportar abriendo fuentes de trabajo. Para ello se necesita limitar importaciones y generar una política altamente proteccionista, como tienen EEUU y otras potencias europeas. En caso de ser necesario, el mismo estado debe ser exportador exclusivo de materias primas bajo la creación de juntas nacionales de granos/hidrocarburos/carnes para controlar el precio en el mercado interno al que hay que potenciar. Promover la mejor distribución de la tierra y ayudar a los pequeños productores y artesanos.
El peor error que se puede cometer, y que ya muchas fuerzas populares cometieron, es intentar reflexionar con la clase dominante, conocedora de que más temprano que tarde va a sufrir un recorte de privilegios, y es allí donde recurren a los medios de comunicación, desabastecen al país (son justamente productores y distribuidores), a los militares para generar un golpe de estado, y una vez en el poder actúa la "justicia" ya que los derrocados son acusados de corrupción.
El debate está abierto, hay que darlo. En todos estos años las soluciones clásicas nos llevaron al engaño de discutir en los términos que el mismo sistema nos impone, ¿por qué? porque la clase dominante ganó la batalla cultural y nunca se revirtió esta situación ni cuando los despojamos del poder político.
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