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Ya hablamos en varias ocasiones del poder de los medios en recortar la realidad y en imponer su punto de vista bajo la falsa bandera del periodismo independiente, en este caso veremos como los más importantes medios españoles cubren la realidad de algunos países latinoamericanos con una perspectiva tendenciosa.
Los grandes medios de España pertenecen a conglomerados corporativos, y la opinión que emiten siempre que tienen que referirse a países como Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela destila permanentemente una falacia de uso mediático común, el de asociar las limitaciones al libre mercado con la falta de democracia.
Los medios de comunicación tienen en el uso de la palabra un arma muy poderosa para imponer un concepto en la población y hasta para cambiarle el humor llenándola de miedos, prejuicios, preocupaciones y enojos. La palabra nunca es inocente, desde el momento en que una línea editorial decide emplear la palabra régimen en lugar de gobierno o activista en vez de manifestante (entre tantos ejemplos) decide predisponer de cierta forma al lector/oyente/televidente de la noticia.
Hoy los medios eligen cierto tipo de noticias para generar un impacto en las emociones de sus consumidores, noticias que son repetidas innumerable cantidad de veces en detrimento de otras que, por no ser funcionales a sus intereses son minimizadas o directamente omitidas. Aunque ya hay casos de noticias falsas, en otras situaciones no podemos afirmar que los medios no reflejan la realidad, pero sí que la recortan.
Existe entre las corporaciones cierta solidaridad de mercado, cualquier medida que tome un gobierno Clarín en Argentina, El Mercurio en Chile, Rede O Globo en Brasil o Globovisión en Venezuela) y cualquier "noticia" con tono crítico contra el gobierno emitida por esos medios, es repetida en el exterior por medios "aliados" que levantan esas noticias avalando la "seriedad" de los medios que la emiten con los que suelen compartir ideología.
latinoamericano legítimo en contra de una corporación, por justa que sea, va a ser reprobada desde los medios de comunicación. A veces esto va sumado a ciertas cuotas de chauvinismo (caso España cuando varias empresas de ese país merecieron expropiaciones de subsidiarias en Latinoamérica por parte de gobiernos locales). Esta solidaridad se refleja en la cobertura mediática, los gobiernos de centroizquierda de Sudamérica tienen, por lo general, una fuerte oposición mediática (
De esta forma se genera un "Autoritarismo mediático", al público no le llegan todas las noticias sino aquellas que son emitidas más veces y por más parlantes. De esta manera un grupo pequeño pero poderoso de medios dominantes pueden hacerle creer a la población que el problema del momento es la inseguridad, la inflación, la corrupción (del gobierno) y cualquier tema que altere el ánimo del que consume la noticia, ya sabemos que según los principios de propaganda, aquel que tiene miedo o tiene bronca limita su pensamiento crítico a repetir proclamas emitidas por otros sin analizarlas, sufre un trastorno de la realidad.
El documental español que presentamos se titula "Una mosca en una botella de Coca Cola" y refleja el poder de propaganda de los medios españoles cuando se refieren a ciertos países de América Latina. Mismos medios que cubren de manera ineficiente lo que ocurre puertas adentro de España y cuyos columnistas que tratan sobre la crisis económica sólo repiten que la solución es más ajuste y no apartarse de las recetas de la troika.
Los partidos conservadores o de derecha jamás ganarían una elección si dijeran verdaderamente que quieren hacer con el país, a quienes piensan favorecer. Sin embargo se presentan como la solución a problemas del pueblo que ellos colaboraron a crear gracias a estos medios de comunicación que les sirven como órgano de propaganda. La ciudadanía, temerosa y furiosa, termina eligiendo opciones que la van a terminar perjudicando mucho más, pero con la aplicación de Estrategias de control Mediático es posible que nunca termine por rebelarse contra los regímenes impuestos desde los medios.
Quizá el verdadero problema de nuestros países no sea la "falta de libertad de expresión", puesto que basta abrir cualquier periódico o ver un noticiero de medios corporativos y ver lo que se dice en contra de cualquier gobierno progresista (incluso el propio) sino la calidad de lo que se expresa.