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jueves, 27 de marzo de 2014

La máscara del toro

¿Cómo hacer negocio de la nada misma?
La respuesta a esta pregunta quizá la tenga el poderoso empresario austriaco Dietrich Mateschitz quien dirige una de las empresas de marketing más importantes del mundo: Red Bull.
Dicha empresa en realidad no produce más que publicidad, sin embargo logró imponerse en el mercado con un "anzuelo": las bebidas energizantes.
Mateschitz encontró en un viaje por Tailandia una bebida regional novedosa y desconocida para los occidentales a la que se le atribuía ser un revitalizante natural. El sujeto compra la licencia con la finalidad de producirla en Europa, pero se topa con una dificultad: muchos de los componentes de la bebida eran ilegales por aquel entonces en Alemania, primer país donde quiso producir.
Con esto, optó por su propia patria, Austria por su legislación más permisiva, para darle a su empresa el producto que necesitaba para imponerla en el mercado.
Dietrich Mateschitz
El manto de misterio sobre la bebida surge justamente de las primeras prohibiciones, sobre sus componentes, se llegó a decir que tiene testosterona de toro lo cual quizá sea un mito de la propia empresa para realzar su producto, un truco de mercado.
Lo grave comienza con el modo de publicitar el producto. Un trago más, que en este caso llega desde Tailandia, para hacerse lugar en el ya saturado mercado de las bebidas químicas poco saludables. La empresa decide darle fuerza al aspecto "energizante" de su bebida  asociándola a campañas publicitarias osadas donde participan deportistas extremos adictos a la adrenalina. "Beber Red Bull te da alas" reza el lema de la compañía.
Estas campañas publicitarias y hasta películas hechas en base al "Equipo Red Bull" de deportistas extremos provocaron varias muertes durante su rodaje y la empresa jamás dio una respuesta a la altura de la circunstancia, siguió haciendo dinero sobre la desgracia de los muertos inclusive. Vale decir que el señor Mateschitz no pertenece a la clase de deportistas extremos cuya empresa alienta, el máximo riesgo de su vida trasunta entre contar millones y salir en revistas del jet set.
Una de las campañas consiguió notable cobertura mediática cuando recientemente un saltador de riesgo se tiró desde la estratosfera, el ex militar y paracaidista austriaco Felix Baumgartner, integrante del Equipo Red Bull
El caso Red Bull nos abre un panorama acerca de cómo la legalidad de un producto se consigue si hay dinero suficiente para imponerlo en el mercado, de como ese producto innecesario para la vida de los consumidores es impuesto a la fuerza de mostrarlo atractivo cueste lo que cueste.
Este tipo de bebidas que van ampliando su gama son funcionales al sistema. Hay publicidades donde las ofrecen como una solución al cansancio natural para las agotadoras jornadas de trabajo, o sea, para seguir produciendo para el sistema ignorando los síntomas del cuerpo.
¿Es natural abolir una sensación natural de nuestro cuerpo con sustancias cuyo contenido desconocemos?
¡Ay el capitalismo y sus maniáticos por hacer dinero con lo superfluo!... y con vidas ajenas.



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