Oliver Stone junto a Hugo Chávez |
Si bien entre la época de la filmación y la actualidad ocurrieron muchas cosas (muertes de Néstor Kirchner y Chávez, asunción de Dilma Rousseff y de Nicolás Maduro, golpe de estado contra Fernando Lugo y retorno de la derecha conservadora al Paraguay) el manejo de los medios y el propósito de estos movimientos permanecen inalterables a través del tiempo a pesar de las conspiraciones de las oligarquías y del Departamento de Estado.
El documental también cierra con la expectativa que generaba en esos días el ascenso de Barack Obama a la presidencia de EEUU, muchos inocentemente pensaban que los aires de verdadera libertad que la hora de los relegados también había llegado a EEUU desde Latinoamérica. Hoy día podemos decir que nada más alejado de la realidad, nunca los imperios van a mimetizarse con los estados que someten o aspiran someter.
El prejuicio contra las democracias latinoamericanas ha calado tan hondo en la sociedad estadounidense que hasta en las más altas esferas de poder se conspira abiertamente contra estos modelos peligrosamente independientes de los EEUU.
De todas formas es muy elogiable la actitud de Oliver Stone al tratar de romper el bloqueo informativo sustentado en la ignorancia y mostrar la realidad de los pueblos que pujan por ser libres.
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