Por estos días alcanzó repercusión mundial el caso de Edward Snowden, el arrepentido agente de la CIA que declaró que los servicios de inteligencia y seguridad de EEUU espían a todo el mundo, incluso a sus aliados.
Si vamos al caso, esto no es nada nuevo como nos lo demuestra este documental; después de los atentados del 11 de setiembre de 2001, el gobierno del por entonces Presidente George W. Bush le quitó restricciones a la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) para que ésta tuviera acceso a todas las comunicaciones internacionales y entre estadounidenses.
Cualquier correo electrónico que uno envíe a quien sea: a un amigo extranjero, un pariente que vive en otra ciudad o país, compañera de trabajo, amante, a tu tía o incluso a vos mismo llega a una central de la conocida corporación AT&T donde la NSA tiene una oficina secreta para captar las comunicaciones que luego serán "analizadas" en otras centralitas de la NSA
Sin embargo el papel de la NSA los meses previos al fatídico 11-S dejó mucho que desear, hacía tiempo que sus agentes conocían los movimientos dentro de EEUU de un misterioso grupo de árabes que terminaron siendo los autores materiales de los recordados atentados.
A pesar de ello fueron más punzantes las críticas a la CIA y al FBI por su también pobre papel a la hora de evitar los atentados cuando contaban con todas las herramientas para hacerlo.
Algunos aducen falta de coordinación entre las agencias mencionadas, otros ven aquí una deliberada inacción tendiente a reposicionar a EEUU en el escenario mundial a través de un Nuevo Orden Mundial (NWO que tenemos un video alusivo) por el cual los atentados del 11-S fueron la excusa para imponer miedo a un enemigo fantasmal: el Terrorismo internacional.
Como ya sabemos, en las sociedades miedosas la balanza entre libertad y seguridad se desequilibra, y en EEUU la política del miedo a un nuevo ataque terrorista está haciendo estragos dado que el actual Presidente Barack Obama continúa la misma estrategia que su antecesor Bush.
Ahora estas agencias se arrogaron todo el derecho de espiar a quien se les antoje bajo la excusa de "defender la seguridad y libertad de los ciudadanos estadounidenses".
En EEUU suelen ser tan borrosas las fronteras entre lo público y privado que a veces el mero espionaje se transforma en espionaje empresarial como el descubierto tras el caso Snowden. Muchos colaboradores de las agencias de espionaje de EEUU recopilan información de empresas extranjeras y la pasan a empresas estadounidenses.
Y si, favores como los de AT&T (¿y cuántas otras empresas?) no son gratuitos.
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