Quizá no tengamos mucho de novedoso al hablar nuevamente de la propaganda, esa incesante herramienta para controlar masas en la que se apoya este sistema para que sus sometidos no abran los ojos a las injusticias que padecen.
Sin embargo, ante lo atroz del relato hegemónico que indica cómo debemos pensar, consumir, actuar y hasta entretenernos, no está de más poner en evidencia algo que constantemente tenemos a nuestro alrededor que de tan explícito nos cuesta ponerlo bajo observación.
Hoy les ofrecemos un documental que habla sobre la propaganda occidental a favor de la democracia, la libertad, la felicidad, o lo que occidente crea que son esas cosas. Hasta allí, nada que no hayamos visto antes, lo novedoso es que el documental fue hecho en un país señalado casi como el infierno en la Tierra: Corea del Norte.
Un mensajero peculiar
Resulta interesante ver la perspectiva de un país cuyo punto de vista no está influido por los parámetros occidentales capitalistas y desde ese sitio cuestiona el consumismo, la doble vara con que algunos países analizan las mismas acciones según las efectúen aliados o enemigos, el control de masas, la religión, el culto a la riqueza o fama y el arbitraje a nivel internacional de EEUU, nación que se adjudica el papel de determinar que estados respetan el derecho internacional, y cuales deben ser sancionados por no hacerlo, siempre desde la perspectiva de Washington. Lo cierto es que a EEUU se le adjudican no menos de 70 intervenciones directas (guerras, invasiones, bombardeos) e indirectas (golpes de estado, injerencia) en territorios extranjeros, mientras Corea del Norte, país que "goza" de una pésima fama por parte de occidente nunca intervino fuera de sus fronteras.
En la democracia oímos a todos
Somos partidarios de escuchar todas las campanas, y convengamos que la versión norcoreana de la realidad nos es difícilmente accesible o bien es invalidada de antemano por quienes condenan el régimen de Pyongyang por hacerle rendir al pueblo un excesivo culto a su líder Kim Jong-un. Si bien algunas referencias a la dinastía de líderes de Corea del Norte nos pueden parecer exageradas desde nuestro lugar, ¿son acaso más respetables las referencias que muchos países europeos hacen de sus propios reyes quienes tampoco fueron elegidos democráticamente? ¿O acaso Isabel II de Inglaterra, Felipe de España o Máxima de Holanda tienen un ADN de oro que los hace especiales y Kim Jong-un no? Hay que considerar que Corea del Norte es un país que está bajo el acoso permanente de países que buscan su sometimiento y eso explica la manera de referirse en el documental a ciertos dirigentes de países hostiles a Corea del Norte.
Insistimos, quizá la mente acostumbrada al discurso occidental tienda a observar le propaganda norcoreana en favor de su propio sistema a modo de defensa o negación, nadie niega que Pyongyang tiene su propio relato, pero quien se considere libre de toda propaganda, que arroje la primera piedra. Los detalles sobre el comportamiento del gobierno norcoreano, (presunciones acerca de violaciones a los DDHH, armamentismo, censura y demás recortes de libertades) forman parte de otro debate.
Informamos que algunas imágenes de este documental pueden afectar la sensibilidad del público.
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