Domingo Cavallo, ministro de economía 1991-96 y 2001 |
Argentina en sus inicios fue reticente a ingresar al FMI como miembro. A instancias del Presidente Juan Domingo Perón (1945-56) se creía que el Fondo Monetario era un mecanismo de dependencia por parte de los países capitalistas desarrollados que usaban este organismo para someter estados más débiles y apartarlos de esfera comunista. Tan errados no estaban.
El primer y segundo gobierno de Perón (este último inconcluso por un golpe de estado) generaron fuerte rechazo entre la oligarquía argentina y la Iglesia Católica, si bien durante su gobierno se consiguió un hecho histórico, Argentina quedó totalmente desendeudada por primera vez desde su independencia. Estos sectores junto con grupos antiperonistas de las Fuerzas armadas, derrocaron a Perón el 16 de setiembre de 1956, y el dictador erigido, Eduardo Lonardi, echó por tierra con gran parte de los logros de Perón, en particular con aquellos más favorables a las clases postergadas, y adhirió a la Argentina al club de países miembros del FMI.
La primera medida de estas dictaduras era endeudar al país, vender bienes públicos a concesionarios privados debilitando el estado. El endeudamiento, junto a la proscripción del peronismo durante 17 años, generaron un período de débiles democracias (Frondizi, Illia) condicionadas al poder militar con dictaduras que asumían ante cualquier medida que disgustara al poder económico aunque fueran gestos simbólicos (como la reunión de Frondizi con Ernesto "Che" Guevara).
Durante los años '70 los países árabes productores de petróleo inundan los mercados de "petrodólares", excedentes producidos por el incremento del costo del crudo. EEUU y Europa no podía asimilar estos excedentes entonces a través del FMI empezaron a otorgar créditos a América Latina cuyas dictaduras recibían el dinero necesario para perdurar en el poder.
A la Argentina le faltaba coronar este proceso de endeudamiento con la aceptación del modelo Neoliberal, quien comenzó con esta tarea fue José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía de la Dictadura militar que derrocó a Isabel Martínez de Perón el 24 de Marzo de 1976.
José Alfredo Martínez de Hoz, ministro de Economía 1976-81 |
Esta burbuja estalló hacia 1982, la crisis era más que evidente y las denuncias por personas desaparecidas no se podían esconder con nada. Al dictador Leopoldo Fortunato Galtieri no se le ocurre mejor idea para perpetuarse en el poder que recuperar por la fuerza las Islas Malvinas, el resultado de la operación fue funesto para Argentina, pero al menos le permitió al país librarse de 7 años de dictadura atroz que dejó 30.000 desaparecidos, más de 500 niños robados, una guerra perdida, miles de denuncias por torturas, violaciones, asesinatos y una deuda externa escalofriante.
La democracia que empezó en 1983 se tuvo que acostumbrar a las visitas recurrentes de agentes del FMI que se daban el lujo de poner y quitar ministros de economía. El bienintencionado (en principio) y errático gobierno de Alfonsín terminó con una enorme crisis económica y una hiperinflación galopante. No se descarta la conspiración no solo del peronismo (por primera vez opositor en democracia) sino por grupos económicos favorecidos durante la dictadura militar.
Con el gobierno de Carlos Menem se pone el broche de oro al ciclo de dominación, en este período se nombra ministro de Economía a un ex funcionario de la dictadura: Domingo Felipe Cavallo a quien se le reconoce haber hecho pública la deuda de empresas privadas contraída durante la dictadura militar.
Cavallo ató el valor de la nueva moneda (el peso argentino) al del dólar estadounidense sosteniendo esta equivalencia irreal contrayendo deuda.... Este modelo se dio en llamar Convertibilidad y según Cavallo duraría 60 años y más... no llegó a 10....
Para que todo no explote por los aires (eso ocurriría más tarde) Menem y Cavallo sostuvieron el modelo económico vendiendo las empresas públicas que faltaban: aerolíneas, ferrocarriles, empresas de energía electrica, de agua y gas, yacimientos petrolíferos eran el suministro de dinero para las jubilaciones (congeladas durante 10 años) y para sostener la endeble estructura que le permitió a Menem ser reelecto gracias al engaño sobre amplios sectores de clase media argentina enamorados de la estabilidad económica, de las vacaciones en el Caribe, de las previsibles cuotas del auto recién comprado que duraron mientras hubiera empresas públicas que vender y crédito del FMI...
Presidente De la Rua y Domingo Cavallo (2001) |
Este sistema no tardó en estallar, pero Menem tuvo suerte suficiente como para que el monstruo que creó le estallara a su sucesor: Fernando de la Rúa. Menem se fue acusado de múltiples denuncias por corrupción, por lo general de robo simple o de mal uso de dinero prestado por el FMI para familiares y amigos, pero poco se dijo de las empresas privadas que crecieron bajo el calor de la corrupción menemista.
De la Rúa asumió el gobierno de un país en recesión (claro, con qué se iba a mover la economía si no había nada por vender...?) y desindustrializado con una desocupación del 25%, haciendo alarde de una impostada honestidad como si eso fuera suficiente para gobernar bien un país. Los fugaces ministros de economía no hacían más que proponer recetas de ajuste para que cierren las cuentas exigidas por el FMI cuyas visitas se hicieron más frecuentes y visibles que nunca.
Para sostener el modelo de convertibilidad De la Rúa llamó a Domingo Cavallo (si, el mismo, otra vez) para sostener el castillo de naipes que Cavallo armó e inevitablemente se venía encima.
La presencia de Cavallo en el gobierno "tranquilizaba a los mercados", por ello el FMI concedió 2 préstamos nefastos llamados pomposamente: Megacanje y Blindaje.
Como éstos no fueron suficiente, se decretó una limitación para extracciones de dinero por parte de particulares para proteger a los bancos ante una inminente corrida bancaria. Esto produjo una evidente bronca popular que derivó en la renuncia de De la Rúa quien apenas llegó a la mitad de su mandato.
Argentina atravesó un período muy crítico entre 2001-03 con 5 presidentes en 2 semanas, devaluación, cesación de pagos y una pobreza que alcanzaba el 53%.
El documental concluye con la asunción de Néstor Kirchner, a partir de éste período se reactiva el papel del estado, se expropian las empresas privatizadas por Menem cuya administración privada era paupérrima (trenes, agua, YPF, Aerolíneas Argentinas), además los aportes para jubilaciones pasó a manejo estatal. Además se canceló la deuda con el FMI pocos días después que lo hiciera Brasil cortando las visitas de agentes del fondo y sus "sugerencias".
Por estos días en Argentina la pregunta que surge en una etapa de transición preelectoral es si los aduladores del FMI (escondidos tras denuncias de corrupción, de fraudes contra el gobierno que nos apartó de la órbita del Fondo) volverán?