En breve se estarán cumpliendo 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial, tras la cual tomaron fuerza incipientes partidos de ultraderecha o bien se crearon este tipo de agrupaciones en los países más perjudicados por el resultado de esta gran guerra.
Europa cambió abruptamente, imperios que dominaron el mundo por siglos se desmembraron (Austro-Húngaro, Otomano, alemán y ruso) dando lugar a terribles crisis sociales económicas y políticas incluso en los países vencedores. Estas crisis fueron el caldo de cultivo para que se fortalecieran posiciones que antes estaban en los márgenes de la política puesto que nadie las tomaba en serio y es en los momentos de conmoción social cuando el sistema político de un país puede virar dramática e impredeciblemente.
Así fue como el discurso de alguien como Adolf Hitler, quien parecía un delirante que era burlado por los parroquianos en bares de mala muerte adonde éste iba a dar sus discursos contra los inmigrantes, judíos, gitanos, homosexuales y todos aquellos países "inferiores" enemigos de Alemania empezó a encontrar asidero. Solo bastó una fuerte crisis para que aquellos borrachos que le escupían o tiraban manís al führer empezaban a pensar si ese loquito no tenía algo de razón. Hitler ganó elecciones, tuvo un amplio apoyo popular. Lo que pasó después, ya lo conocemos.
La segunda oleada ultraderechista
Con el siglo XXI se observa el surgimiento de nuevos tipos de crisis mayoritariamente originadas a propósito por sectores del poder a quienes nadie cuestiona por temor o por ignorancia. Con el presunto atentado a las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001 se le dio impulso al hostigamiento sobre el mundo musulmán. En muchos sitios se confunde al fundamentalismo islámico con el credo mahometano sin analizar contextos ni matices.
Los discursos acerca de la necesidad de más orden y seguridad en detrimento de las libertades encontraron más asidero desde las guerras desatadas por la OTAN en Afganistán e Irak y sobre las crisis alentadas por potencias europeas en Somalía, Siria o Libia so excusa de combatir al terrorismo o liberar a esos pueblos de gobiernos que a los ojos de occidente representan dictaduras.
Las terribles crisis humanitarias sobre estos países (y otros más) llevan a la necesidad de mucha gente a migrar hacia Europa o EEUU buscando un futuro mejor. Por un lado este flujo inmigratorio le ha sido útil a varios países "ricos" para cubrir cierta demanda laborar que los locales no podían cubrir, y además la cuestión demográfica. Los países de Europa occidental tienen tasas de natalidad bajas que ponen en riesgo el sistema jubilatorio actual y futuro, por lo tanto la llegada de inmigrantes sirve también para paliar este problema.
Afiche de Forza Nuova |
Los dinosaurios arribaron a nuestras costas
En toda América ha habido diversas agrupaciones de ultraderecha que rara vez arañaban un escaño en algún consejo municipal, pero tras unos 20 años en que diversas formas de progresismo iniciadas por Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, Néstor-Cristina Kirchner en Argentina, Evo Morales en Bolivia, Lugo en Paraguay, Zelaya en Honduras, Pepe Mujica en Uruguay hay un resurgimiento virulento de diversas formas de derecha que no solo intentan conservar el poder, sino hacerlo a costa de perseguir a aquellos que lideraron estos gobiernos populares casi como única "virtud".
El odio promovido desde medios masivos de comunicación en estos países han hecho que gran parte de estos líderes antes mencionados sean hoy considerados los gobernantes más corruptos de la historia de sus pueblos y las derechas locales (con el apoyo de EEUU) se las han ingeniado muy bien para ofrecernos el paquete de transparencia+neoliberalismo+represión como si fuera indivisible, justamente, las políticas de asistencia social que sacaron a millones de latinoamericanos de la pobreza son vistas como un gasto sostenido por los sectores productivos (o sea, los más ricos) que beneficia a pobres vagos que no quieren trabajar. Esto se agudiza gracias a las políticas de empobrecimiento y crisis que promueve la derecha cuando toma el poder, los sectores de clase media que perdieron sus empleos dignamente remunerados durante la etapa del odiado populismo, empiezan a mirar con cariño trabajos que antes detestaban y que en muchos casos, realizan inmigrantes. Es allí donde empieza a germinar la xenofobia, una de las versiones de la batalla "pobres vs pobres" que tanto les conviene a los oligarcas que promueven la crisis. Otro conflicto fomentado es el de aquellos que se autoperciben como trabajadores a quienes nadie les regaló nada y forjaron su propio progreso contra los vagos que viven del estado sin trabajar gracias al asistencialismo.
El error está en que las clases medias cuando les va bien miran hacia arriba con ansias de alcanzar a aquellos ricos a quienes se admira desde las revistas frívolas, olvidando las necesidades de los de abajo, como si no existieran. Cuando la situación está mal, miran con rechazo a los de abajo, como parásitos que no trabajan o que les quitan el trabajo (¿en qué quedamos?) en lugar de ahora sí mirar a los de arriba y preguntarse porqué a esos ricos no les afecta la crisis, cuando son ellos los verdaderos responsables de originarlas para producir transferencia de recursos de manera regresiva bajo la aprobación de gobiernos de tendencia neoliberal. Todo lo anterior tiene un plus, existe un rebrote de los pensamientos fascistas y tradicionalistas otrora vergonzantes sobre ciertos cambios que se dieron en nuestras sociedades. Ampliación de derechos para mujeres, homosexuales, reconocimientos de diversidad de géneros y hasta derecho a interrupción del embarazo (que en algunos lugares no se llegó a aprobar), a los que estos sectores se opusieron de manera más o menos asolapada en su momento, hoy los rechazan a viva voz bajo el mote de "políticas de género" que tienden a.... destruir la familia (¿cuántas veces escuchamos esa estupidez?).
Jugar con fuego
En Brasil se está a punto de dar un nuevo paso en este Plan Cóndor II, la derecha está por ubicar como presidente a un defensor de la dictadura militar, el ex militar Jair Mesías Bolsonaro. Este sujeto tiene el apoyo de diversas iglesias evangélicas brasileñas dirigidas por magnates. A su vez, la derecha tradicional del PSDB y sus variantes no llega a captar voluntades como en los años '90, entonces hay espacio para un delirante que camufla su fascismo en desfachatez, algo así como una versión tropical de Donald Trump.
Se cree que muchas corporaciones le darán su voto de confianza a Bolsonaro para otorgarle una gobernabilidad inicial que le permita afianzarse, sin embargo, nadie sabe que podría hacer Bolsonaro por su cuenta ni los efectos del rechazo que podrían originar políticas abusivas de quien muchos de sus votantes definen como un futuro dictador de Brasil.
El economista Alemán Albert Hirschmann propuso la idea del péndulo social (o "Péndulo de Hirschmann") para explicar porqué cuando las sociedades se empiezan a sentir insatisfechas con el amparo estatal (burocracia, intervencionismo, corrupción, asistencialismo reales o exagerados) asumen posturas de derecha apoyando privatizaciones y un estado más pequeño. Cuando las sociedades se tornan críticas a los modelos de derecha (empobrecimiento, quita de derechos laborales y sociales, corrupción) apoyan opciones más progresistas. Estos ciclos no son cortos, y diera la impresión que estamos iniciando un ciclo de derecha regional cuyo fin ignoramos.
El cambio de época es evidente y se observa hasta en ámbitos donde era insospechado oír posturas reaccionarias. América Latina es una región especial, cuando el péndulo volvía a la izquierda, se frenaba su vaivén con dictaduras militares, ¿qué nos tendrán preparado ahora?
Una película llamada "Los niños de Brasil" jugaba con la idea de los clones de Hitler nacidos justamente en Brasil, ¿se "clonarán" los Bolsonaros en otros países de la región?¿Qué clase de democracia nos espera en los próximos años?